viernes, 5 de febrero de 2010

En ningún momento imaginé que todo esto daría tantas vueltas que me llegaría a marear. Creía que todo era más fácil, que todo era de color de rosa. Y no, no es así. A veces todo puede ser un poco gris. Todo depende de cómo lo mires.
Debajo de mi cama hay un monstruo que lucha por salir. Y yo ni siquiera me atrevo a mirar por si acaso me muerde y me quedo sin nariz.
Además, mi sonrisa se esconde porque no quiere ver el mundo. No quiere saber qué hay ahí fuera, le da miedo. Casi tanto como a mí el monstruo.
Y la ropa tirada por mi cuarto grita pidiendo un poco de orden (aunque en realidad, creo que esos gritos son de mi madre..), que cómo puedo dejarla ahí y no sentirme inútil al pasar por su lado..
Quizás estoy creando una muralla, por si acaso algún día al monstruo le da por salir mi ropa le cortará el paso y no le permitirá morderme la nariz o lo que sea que quiera morderme.
Sólo espero que a pesar de todo, la luz de mi mundo vaya bajando de tonalidad y vuelva a ser rosa, aunque con un leve tono de blanco en este oscuro gris me conformo.
Y que todo vuelva a la normalidad.

2 comentarios:

clara dijo...

como en casa.
un sentimiento que tantas veces aborrecí y que ahora echo de menos.
la normalidad.
te quiero

Sol dijo...

yo mataré monstruos por ti recuerdas?
te quiero.