domingo, 10 de enero de 2010

there's nothing you can't do..


Mi adicción al Cola-cao es irrevocable. Al igual que hay mucha gente adicta por completo a la cafeína, hasta el punto de que no puede empezar un día sin una taza de café, yo soy adicta al sabor intenso de ese polvo de cacao soluble en leche. Me gusta frío, caliente, siempre sin azúcar, en taza o en vaso, con galletas, con cereales, solo... Incluso me gusta mezclar el café con una cucharadita de cacao, le da un dulzor que ni el propio azúcar consigue. Además, tiene que ser marca "Cola-cao", original, si no, no me satisface, no sabe para nada igual y ni mucho menos consigue animarme las mañanas (o las tardes). Me encanta tragarme el humo de un cigarro mientras huelo el aroma de la leche mezclándose con las pequeñísimas partículas de cacao. Y me encanta mirarte a los ojos, aún medio cerrados por el sueño, mientras doy un trago a mi taza y pienso que, a pesar de amar esta bebida (y venerarla), mi mayor adicción eres tú.

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